Entro al carro con Yamashi, estoy muy nerviosa ya que siento que lo he decepcionado –Te puedo preguntar algo On’nona – no sé qué decir y agachando la cabeza contesto –si, Yamashi – me da una sonrisa y toma aire -¿Por qué no te pareció pintarte como las demás? Hubieras sido una geisha muy deseada – lo miro con un poco de coraje –No era yo con todas esas cosas que me ponían en la cara y para que ser una cosa codiciada si nadie me va a querer – me cruzo de brazos y miro por la ventana un poco enojada –Espero que te acoples en este lugar, esfuérzate o eso ocasionara que nunca regreses a tu verdadera casa – Sus palabras me dejaron fría, hicieron que entrara en shock pues lo que deseaba en mi corazón era regresar –¿Si no me acoplo aquí jamás regresare a casa? – Con ojos sollozos y voz temblorosa pregunto –En este lugar es a donde llevamos a puros niños pero me dijeron que tú podrías entrar ya que tu espíritu es indomable o por lo menos eso recomendó Oheina. – No digo nada más pues no comprendo ya no entiendo si no doy lo mejor de mí nunca más veré a mi familia pero a su vez es un castigo por no ser una geisha. Tengo ganas de llorar pero eso no me ha dejado nada y por eso no volveré a llorar porque no me sirve de nada.
A lo lejos puedo ver un santuario, no comprendo para que vamos a un santuario acaso va a querer que sea una sacerdotisa, carajo tampoco quiero eso pero bueno deseo ver a mi familia. –On’nona este es un templo donde enseñan artes marciales si sales de aquí es porque eres toda una Guerrera o porque moriste en algún combate ¿entiendes? –si comprendo –Bueno vamos a dentro – dentro del santuario no lo puedo creer pues es muy grande y esta lleno de muchas armas y chicos que tienen pinta de matones, llegamos a la habitación donde está el director de esté santuario. –Conque esta es la muchachita que me decía Oheina –Si es ella ¿tiene algún inconveniente en recibirla? – El hombre barbudo se me acerca y me va a abofetear pero me hago a un lado –No Yamashi no tengo ningún inconveniente… preséntate niña – terminando su segunda frase con tono despectivo, aplique lo que había aprendido en la clase de buenos modelas de la escuela de geishas. Me arrodillo y pongo mi rostro al piso, después me levanto y contesto –On’nona Yashimura Oheini 9 años y 10 meses – Termino y me vuelvo a inclinar.
-Interesante y ya tienes problemas de comportamiento a tu corta edad… en ese caso me servirás de mucho.
Manda llamar a uno de los encargado –Tendo ven acá – El joven se acerca he inclina la cabeza –Si diga me maestro –Lleva te a esta muchachita a que se cambie y después haces que empiece con el entrenamiento –Si señor, pero no es muy pesado para ella ahora que hace mucho sol – Con una voz firme le dice el maestro –Acaso me está desobedeciendo joven – El joven muy nervioso –No maestro eso jamás… pasa por aquí niña –Claro, pero antes de irme deseo saber ¿Cuál es el nombre de aquel que llamare maestro? –Niña tonta, pero cumpliré tu estúpida petición, mi nombre es Pao Chao contenta, ahora lárgate – Con tono muy altivo termina la frase.
-Jamás debiste de preguntar nada niña – Diciendo me esto con voz muy nerviosa – ¿Por qué le tienen tanto miedo? –La verdad es que ninguno de nosotros sabe porque te acepto si a niñas no dejaba que entrarán – Diciendo esto en tono enojado –Aquí dormirás, esta es la ropa que usaras de ahora en adelante, cámbiate para que empieces – Me da la ropa y cierra la puerta de mi cuarto, termino de cambiarme y salgo –Ya está ¿qué más sigue? –Que niña tan más tonta, ven sígueme – Llegamos al patio principal donde todos practican, el sigue caminando y en medio del patio se detiene –Estira los brazos hacia los lados – No comprendo que es lo que sucede pero lo hago –Mantén los brazos estirados si los bajas todos te aventaran de cosas hasta que vuelvas en la posición en la que estas – ¿De eso se trata el entrenamiento? –Sí, tienes algún problema con ello - ¿Cuánto dura el entrenamiento? –Eso lo determina el maestro – No digo más y me dispongo a comenzar dicho entrenamiento.
Ya han pasado 4 horas y aún sigo firme ya es de noche y no se ve nada, el sueño me comienza a vencer y es cuando siento una pedrada en mi pierna, regreso a mi posición pero ya no puedo más me duelen demasiado los brazos, me daré por vencida ya no soporto más. Recuerdo a mi hermanito y de ahí saco las fuerzas.
Ya son las 6 de la mañana y aún sigo firme y tambaleante pero hasta ahora solo he recibido 10 golpes de objetos que no reconozco. - ¡Hey! ¿Quieres agua? –Veo que es Tendo y de algún modo me da gusto verlo – ¿Y voy a poder bajar los brazos? –No, no vas a poder bajar los brazos, disculpa –Esto cuanto más debe de durar – mi voz está ya muy débil –Mira el agua tiene un brebaje para que te de energía por lo menos para 2 días más –Gracias, oye… ¿Puedo comer algo? –No creo, y más por tu expediente tan negro que hay – Sonrió jalo aire - ¿Por qué haces esto? ¿Por qué me ayudas? – Tendo se pone rojo he intenta disimularlo –Yo… yo no te estoy ayudando, yo… yo no hago eso –Claro, si tú lo dices yo lo creo – me da el agua en la boca y sabe un poco agria pero en verdad me dio fuerzas, el sueño en menos de diez minutos se ha ido.
Pasan 2 días más y el mismo Pao Chao viene a felicitarme - No me equivoque cuando te vi ... al parecer eres tú la de la profecía. - estoy tan cansada que a penas y termino la frase - Qué.. profe, profecía ... estas - antes de desmayarme solo lo escucho que dice - Ya lo entenderás después.